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BOBERÍAS ECONÓMICAS

¿Chatarra por dinero?

El oro llegó a ser el patrón o contravalor principal hasta que los gobiernos decidieron eliminarlo para poder controlar mejor a la sociedad

GONZALO MELIÁN

RECIENTEMENTE, la asociación ARCA de Babel ha anunciado el lanzamiento de la moneda babel. Esta moneda es, según sus promotores, «un valor o moneda local de colaboración, que emite ARCA de Babel» y que se quiere establecer principalmente en Santa Cruz de Tenerife. Según los promotores, se pueden comprar babeles de forma muy sencilla en su página web: por cada euro que usted entregue le darán un babel.

Antes de aventurarnos a dar nuestros euros a cambio de babeles, deberíamos hacernos las siguientes preguntas: ¿qué es el dinero? ¿Cuáles son sus principales características? El dinero es un bien económico más, con la diferencia de que cumple tres funciones: medio de intercambio, depósito de valor y unidad de cuenta. Por esta razón, los bienes económicos que se han convertido en moneda, es decir, que la sociedad, a través del mercado, ha aceptado como moneda y ningún gobierno ha impuesto, han cumplido las siguientes características: poseer un valor económico antes de convertirse en moneda, ser homogéneos y fácilmente divisibles en partes iguales, no estropearse con el paso del tiempo para permitir el atesoramiento, ser transportables y difícilmente falsificables y tener una escasez relativa controlada, para así evitar lo que hacen hoy los gobiernos: inundar el mercado de billetes y de esta forma empobrecer a los ciudadanos. Por estas razones, el oro y la plata se han convertido en el dinero por excelencia a lo largo de la historia. Incluso el oro llegó a ser el patrón o contravalor principal hasta que los gobiernos decidieron eliminarlo para poder controlar mejor a la sociedad manejando su moneda a su antojo.

¿Cumplen los babeles estas características? Aparentemente son homogéneos y están divididos en partes iguales, se entiende que no se oxidan o estropean y son fácilmente transportables. Sin embargo, no cumplen las que quizás sean las más importantes: los babeles por sí mismos no valen nada y tampoco tienen un contravalor lo suficientementemente líquido que los respalde; cualquier persona con algo de tecnología podría falsificarlos y, lo que es más grave, quienes las promueven podrían introducir más cantidad a su antojo, con lo que se devaluarían.

Después de lo comentado parece sensato decir que quien cambie euros (moneda no soñada pero que sirve a día de hoy para intercambiar bienes y servicios por todo el mundo) por babeles está cometiendo un grave error. Pero si además lee que el Arca de Babel «no recanjea babeles por euros» y sigue con la idea de dar su dinero a estos señores, es que le gusta intercambiar dinero por chatarra.

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